viernes, 6 de mayo de 2016

Sobre mi hijo Samuel

Doy gracias a Dios por ser padre de Samuel.

Cuando cumplió 13 años, le celebré junto a algunos amigos y familiares, su transición de niño a hombre.Eso fue varios meses atrás, en noviembre del 2015.

Fue una reunión memorable, llena de emoción y significado.

Nos reunimos en la casa del tío Fermín Nahuel, en Temuco. Estuvieron presentes sus dos abuelos (Daniel y Sergio), el dueño de casa y su hijo Yenko, el tío Sergio, mi amigo Israel, Audiel y Samuel Ñanco.

Unos enviaron videos o cartas desde otras regiones de Chile (el tío Danny y el tío Luis), y otros desde el extranjero (Geoff Thompson Franco Arias, Gustavo Smok, Carlos Casco y Roy Wallace). Otros le leyeron personalmente las cartas que escribieron con una dedicación especial y todos compartieron los mejores consejos que de hombre a hombre le podíamos entregar.

Todo apuntaba a contribuir en la preparación para la nueva etapa que Samuel habría de empezar a vivir.

Tuve un tiempo para presentar recuerdos significativos de nuestra historia como padre e hijo (paseos en bicicleta, hasta Labranza, payasos Tuko y Tukito, sus experiencias con el clarinete y el saxofón, el mochileo que hicimos hasta Puerto Varas, entre otros).

También tuvimos una ronda en que cada uno le entregó un regalo con un sentido especial. Un ingeniero mecánico le regaló un juego de herramientas, un abuelo le dio un bastón de senderista para escale grandes cumbres en su vida, el otro tata le dio una alcancía para que sea un buen administrador, un amigo le dio una espada para que sepa luchar contra los enemigos espirituales, otro le obsequió un manta que había sido herencia de su abuelo, un tío le regaló un camiseta de la selección de fútbol de Chile, otro le dio una quena (que ya hace sonar muy bien), otro le dio un libro de un joven que lucha contra la esclavitud moderna, otro tío le dio unos audífonos y un mouse (para que trabaje en sus videos como youtuber).

Hicimos participar a Samuel en una prueba sorpresa, a través de un mini drama, a cargo de Audiel y de Israel, y finalizamos hablando de la bendición para su vida, y en particular, yo, como su padre, oré por él, acompañado por todos esos hombres de Dios que estuvieron presentes en tan notable ceremonia.

Así se desarrolló este evento, y tras hacer un brindis y participar de una torta, llegaron nuestras mujeres, inquietas por saber cómo había sido todo.

Recuerdo que en el viaje de regreso a nuestra casa en Loncoche, Samuel viajó como copiloto y en todo momento asumió la tarea de velar para que yo no me quede dormido al volante. Fue un primer gesto de su madurez. En vez de dormir, como lo habría hecho de costumbre, asumió esa tarea, como hombre.

Como dije, ya han pasado varios meses, y él sigue dándome motivos de alegría.

La última noticia que me dio fue que esta semana lo eligieron mejor compañero en su curso... siendo que recién en marzo entró a ese curso en su nuevo colegio.

Me gusta ese premio porque es su reflejo de su carácter. Es un hijo obediente, respetuoso, tiene firmes valores cristianos y sus compañeros lo quieren. Varias veces ha recibido premios por su buen rendimiento académico, pero el ser mejor compañero, para mí es muy especial.

También es presidente de su curso (¡y yo soy el presidente de los apoderados!), y puedo decir con alegría que cada vez más está aprendiendo a usar herramientas más típicas de hombre, y agrego que me gusta que siga subiendo sus videos en su canal de Youtube (SuperSamu_14), y que haya vuelto a tocar saxofón.

Recién estuve con él. Venía llegando de su taller de rugby.

Santiago.