Un nuevo capítulo de los ciclistas:
Esta vez se nos ocurrió ir a Labranza, pero confieso que me falló la planificación porque en la ruta encontramos muchas sorpresas.
Por lo menos en esta ocasión salimos con nuestros cascos y con agua, pero no nos imaginamos que la ciclo vía abarcara un porcentaje tan pequeño del trayecto.
Es bueno que Samuel sea enseñable, valiente, y obediente porque en realidad algunos tramos de la ruta eran muy peligrosos (con berma angosta y con mucho tránsito).
Hoy superamos nuestro récord, ya que que anduvimos una hora y cuarto desde nuestra casa hasta la localidad de Labranza (camino a la costa).
Tenía la esperanza de tomar de regreso la ciclo via que une Temuco con Labranza, pero al fin de nuestro camino supe que esa vía no está terminada, así que teníamos que volver por la misma ruta por donde fuimos, lo que a mí gusto era demasiado arriesgado porque eran ya las 16:45.
Mis opciones eran hacer dedo para que nos lleve una camioneta, pedirle a alguien que nos vaya a llevar, o dejar una o dos bicis en una casa y regresar en una micro.
Pero la alternativa que sí dio fruto fue la de tomar una micro que, tal como me indicó el pastor Julián por teléfono, a esa hora pasan vacías.
Así fue como tomamos una micro 5 que nos llevó hasta el Unimarc, cerca de la casa, Fue simpático vernos en la micro a nosotros dos acompañados de nuestras bicicletas y cascos.
Gracias a Dios 20 minutos más tarde llegamos bien, sanos y salvos, al hogar dulce hogar donde nos esperaban Ruth y Susanita.
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