He empleado varias respuestas frente a esta pregunta y he escuchado otras tantas, pero en estos días hallé la mejor de todas en la propia Biblia.
En resumen, hoy respondería:
La Biblia reconoce que hay hipócritas en la iglesia.
También reconoce que hay verdaderos creyentes en la iglesia.
Dice que hay que evitar a los hipócritas
y que hay que unirse a los verdaderos creyentes.
Veamos esto parte por parte:
- Es cierto que hay hipócritas en la iglesia. La propia Biblia en 2 Timoteo 3:5 dice que en los últimos días habrá personas "que tendrán apariencia de piedad (vida cristiana) pero negarán la eficacia de ella". Claro, se reconoce que habrá gente que sólo es cristiana de apariencia o de fachada, pero que niegan su eficacia cuando, por ejemplo pasan por una crisis.
- Pero la propia Biblia, en esta misma carta a Timoteo, también declara que en la iglesia hay personas con "conciencia limpia"(1:3), "con fe no fingida"(1:5), que hay "hombres fieles" (2:2), que existen personas que son de Dios y a quienes Él conoce (2:19), y que existen "los que de corazón limpio invocan al Señor"(2:22).
- La Escritura dice en 2 Timoteo 3:5 "A ESTOS EVITA", refiriéndose a los que aparentan una piedad que no tienen, es decir, a los hipócritas y también a todos los que pueden estar junto a los creyentes, que se mencionan en los versículos anteriores (amadores de sí mismos, avaros, soberbios, desobedientes a los padres, calumniadores, traidores, amadores de los deleites más que de Dios, entre otros).
- Si tenemos que apartarnos de los falsos, tenemos que unirnos a los verdaderos. Podemos aplicar 2 Timoteo 2:22 a nuestras vidas y decidir huir de lo malo, y seguir lo bueno (la justicia, la fe, el amor y la paz) con los que de CORAZÓN LIMPIO invocan al Señor... que de hecho -aunque sean pocos- también existen en la iglesia.
¿Quienes son los de corazón limpio?
Son los espirituales, los que se apartan de iniquidad (2:19), los que se limpian de lo que los contamina (2:21) con el fin de ser un "instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra"; los que tienen limpia conciencia (1:3) y fe no fingida (1:5), de quienes dice Dios que "son suyos" y que son conocidos por Él. Ellos son los que cuando son infieles (por ejemplo, cuando caen en hipocresía), acuden a la fidelidad de Dios a través de la confesión y arrepentimiento de sus pecados (2 Ti 2:13; 1 Jn 1:9).
¿Y qué hacer con los hipócritas en la iglesia?
Como ya se ha dicho, hay que evitarlos, de modo que no nos influyan en nuestra espiritualidad negativamente, pero además, se nos llama a corregirlos con mansedumbre, "por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él"(2:25-26).
Santiago Castro Leguizamón
Pucón, Diciembre 2011.
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