¡Hermosa eres tú, y tus ojos son dos palomas!
4 10 Hermana y esposa mía,
¡cuán deliciosas son tus caricias!
7 ¡Cuán bellos se ven, princesa,
tus pies en las sandalias!
Tus torneados muslos son como joyas
labradas por un experto orfebre.
2 Se asemeja tu ombligo a una taza redonda
donde abunda la bebida.
Tu vientre evoca a un montón de trigo
circundado de blancos lirios.
3 Son tus pechos dos cervatos gemelos,
4 y tu cuello, una torre de marfil.
Me hacen pensar tus ojos
en los manantiales de Jesbón
que fluyen a la entrada de Bat Rabín.
Tu nariz se asemeja a la torre del Líbano,
orientada hacia Damasco.
5 Tu cabeza me recuerda a la cumbre del Carmelo;
bucles de púrpura son tus cabellos,
¡preso entre ellos se encuentra un rey!
6 ¡Cuán bella eres, y
cuán dulce!
¡Cuán delicioso es el amor!
7 Tienes el garbo de una palmera,
Y son tus pechos los racimos.
8 ¡Ya he pensado trepar a esa palmera
y apoderarme de sus dátiles!
¡Sean tus pechos cual racimos de uvas,
y tu aliento, cual aroma de manzanas!
Mis Preguntas:
Si eres mujer, ¿Qué piensas sobre el hombre que dice estas palabras a su amada?
Si eres hombre, ¿Qué piensas sobre el trato bíblico a la sexualidad en el matrimonio?
Nota:
Sé que se puede dar una interpretación alegórica al Cantar de los Cantares, pero si evitamos una lectura más literal vamos a perder las riquezas de las enseñanzas sobre la pureza y el gozo de la expresión del amor y de la sexualidad en el marco matrimonial.
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