Sábado 16 de Junio 2012. 8:30 AM
Mi hermano Daniel (7 años mayor que yo) llegó de sorpresa desde San Bernardo, para saludar a nuestros padres, que la noche anterior llegaron desde Lautaro.
Era la primera vez que el Danny venía a Pucón y era la primera vez que los veía juntos, después de tantos años. Al fondo se ve Ruth mirando esa linda escena desde la ventana.
Esta foto podría llamarse el padre pródigo.
Mi papí estaba agradeciendo a mi hermano el haber venido de sorpresa, y de repente, lo abraza, llora y se dicen palabras restauradoras.
Según mi hermana y yo, creemos que él fue el más afectado de los tres hermanos con motivo de la separación de nuestros padres... cuando él tenía 11 años y nosotros 4 y 3 añitos.
Mi mami (la Abu, para sus nietos) con su marido, sus dos hijos varones y uno de sus nietos.
Una pregunta que no tengo resuelta es quién se parece más a quien entre estos 4 hombres. Fue divertido años atrás cuando comencé a ver cuánto me parezco a mi papá a pesar que no sabía cómo era realmente.
Aquí estábamos hablando por Skype con nuestra hermana Mely, que nos hablaba desde Puerto Aysén.
Pasamos un buen tiempo recordando cosas del pasado.
Y para que se entienda mejor qué significa para nosotros todo esto, transcribiré parte de un mail que le mandé a mi papá hace pocos días.
Papi:
Cuando estaba en primero medio, pasé con unos compañeros a dejar unos saludos para el día del padre en la Radio Pocochay de Quillota. Cada cual anotó el suyo, y lo que yo escribí fue un saludo para Eduardo Sepúlveda, de su hijo Santiago. Lo hice así porque Eduardo era como un padre para mí y porque tú no estabas conectado conmigo.
Tal vez este recuerdo te haga llorar, pero seca tus lágrimas porque este será el primer año en que te saludaré con mucho amor y admiración cuando se celebre el Día del Padre en nuestro país.
Quiero decir que a mis 42 años vine a tener un papá como el que siempre quise pero que ni siquiera tenía expectativas de tenerlo. Es que por mucho tiempo pensé que no me hacías falta. Como que podía vivir sin ti. Quiero que sepas -y que lo sepan mis hermanos- que por primera vez te he buscado para que me aconsejes. Esto es muy raro para mí. Me alegro que hayas sido pastor y que eso te ayude a enterderme en mis dramas ministeriales. También me gusta que seas agudo y profundo en tu conversación. Gracias, viejito.
Por último, esta fue una fuente de alegría que recibí hoy, de parte de mi amiga Maritza de Iquique. Para qué negarlo... estoy chocho con Sami y Su.
Muy lindo. Gracias.
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