Por fin, pudimos ir a la nieve.
Era algo que teníamos pendiente hace rato... sobre todo yo, que soy el más catete de la familia.
Aprovechamos la visita del Tata Daniel (mi papá) y nos escapamos unos minutos para jugar.
El lugar escogido fue camino al volcán.
Y pensar que estábamos tan cerca.
Especialmente a nuestros niños les gustó mucho la experiencia.
Fue la primera vez que hicimos guerra de bola de nieve en sus vidas.
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