Nunca hice el Servicio Militar... porque nunca me llamaron para que me presente... y pienso que si me hubieran llamado, habría hecho lo posible para librarme de él, invocando mi calidad de estudiante... y si de todos modos lo hubiera tenido que hacer, creo que no lo hubiera soportado, principalmente porque me fastidian los abusos del poder.
Pero resulta que ayer viví algo que me hizo ver de otro modo el Servicio militar.
Esta fue la situación: Felicité a un joven por haber zanjado tan bien y tan decididamente un potencial conflicto entre dos adultos, mientras él estaba dirigiendo una reunión. Le conté que había actuado de manera diferente de muchos jóvenes varones que no saben cómo convertirse en hombres, y por lo mismo le pregunté quiénes habían influido en él.
Realmente me sorprendió cuando me respondió: "Hace unos 4 años aprendí a liderar"... y a seguir me explicó que lo hizo en el Servicio Militar. Allá aprendió a obedecer y a mandar; fue tercera antigüedad en su compañía (de 93 soldados conscriptos) y estuvo a cargo de una sección (sobre 33 compañeros).
Me impactó con sus anécdotas y lecciones de vida. Allí aprendió sobre la lealtad y otros valores que se suelen presentar como relacionados con la milicia. Pensé para mí: "Verdaderamente este joven sí aprovechó bien el Servicio Militar". Lamentablemente me parece que muchos "aprenden" a someterse hipócritamente (por la fuerza) pero siguen con un corazón atado a la rebeldía. De manera similar a como se puede vivir un entrenamiento misionero, digo yo.
También al escuchar a este joven vino a mi memoria lo que de Jesús se dice en Hebreos 5:8 "Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia".
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