jueves, 26 de febrero de 2015
No experimentes con el sexo
Es bueno tener un espíritu científico y ver qué pasa si mezclas el elemento químico X con el elemento Z; y también puede ser positivo experimentar en la cocina o en otros ámbitos, pero te recomiendo que no experimentes con la sexualidad.
¿Cómo será tener relaciones sexuales? ¿Resultaré atractivo o atractiva al sexo opuesto? O algo más básico: ¿cómo será besar? ¿qué pasa si alguien descubre que no tengo experiencia en este campo? O algo más fuerte: ¿cómo saber si me gustan los hombres o si me gustan las mujeres? ¿Tendré que probar qué se siente acariciar y ser acariciado por alguien de mi mismo sexo?
En esta trampa de la curiosidad sexual pueden o podemos caer gente de toda edad (Ej. Un adulto casado se puede preguntar ¿Cómo será tener un amante?), pero sobremanera me preocupa lo que está pasando con los adolescentes y jóvenes.
He visto cuanto mal causa Satanás destruyendo vidas y familias, distorsionando la identidad sexual de tantos, confundiendo en cuanto a qué es lo bueno y lo mejor para cada uno.
Adán y Eva cedieron a la tentación de probar lo que estaba prohibido y como resultado tuvieron trágicas consecuencias. No caigamos en el mismo error.
Dios quiere que los hombres sean masculinos y que las mujeres sean femeninas, y que la actividad sexual la reservemos para el matrimonio. A muchos le parecerá mal, pero te aseguro que lo mejor que podemos hacer es seguir sus mandamientos, porque reflejan la propia naturaleza de Dios y porque nos proveen mucho bien y nos protegen de mucho mal.
¿Naciste como hombre? Entonces sé hombre, aprende a comportarte como tal, y luego afirma a los niños en su virilidad, según los lineamientos dados por Dios.
¿Naciste como mujer? Entonces sé mujer, aprende a comportarte como tal, y luego afirma a las niñas en su femineidad, según los parámetros de Dios.
Y por último, si crees que vas a pasar vergüenza por tu falta de experiencia en el terreno sexual, ten por seguro que quienes son realmente espirituales estarán más que felices de conocer y de llegar a casarse con el más ignorante e inexperto en esta materia, que se ha reservado para el encuentro nupcial con su amado o amada. Y qué mejor que una vez casados, se abran las compuertas del amor y juntos puedan descubrir el placer sexual y deleitarse entre sí con plena libertad.
Afectuosamente, Santiago.
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