Este año nos propusimos compartir nuestra mesa en Navidad.
Pensamos en dos hermanos de la iglesia (una madre con su hijo) y ellos aceptaron la invitación.
Luego supimos de dos jóvenes -que son hermanos entre sí- que podrían estar solos en su casa... y también aceptaron la invitación.
Dios mediante tendremos una cena para ocho. Lo hacemos porque Navidad es un propicio tiempo para amar.
Jesús será el centro en nuestra conversación y apartaremos un tiempo para que juntos le podamos adorar.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
sábado, 20 de diciembre de 2014
viernes, 12 de diciembre de 2014
¿Qué opinas del espíritu navideño?
Es común oír llamados para mantener vivo el espíritu navideño (o tal vez es cada vez menos común, pero se sigue escuchando en los medios de comunicación social).
Entiendo que varios aspectos de lo que se llama espíritu navideño no tienen nada que ver con la esencia de la Navidad: que es la celebración del nacimiento de Jesús; pero sí reconozco que en particular hay un área que tiene gran importancia y mucha relación con Jesús.
Se trata de la asociación que se hace entre "Navidad" y "tiempo para hacer bien a los demás".
Ayudar al desvalido, repartir café a los marginados, dar regalos a niños pobres, llevar una cena de navidad a quien no tiene qué comer en Noche Buena o invitar a alguien a comer en nuestra casa, son algunos de los muchos ejemplos de este bello espíritu que tiene en común el amor al prójimo.
Y desde luego que el amor al prójimo tiene muchísimo que ver con Jesús.
Recuerdo que hace unos 30 años, un joven de nuestra iglesia me invitó a ir a regalar cosas a las personas que encontremos en una población marginal de Quillota. Él llevó ropas y alimentos y yo llevé varios de los que habían sido mis juguetes.
Cuando regresamos, le dije a Carlos que me sentía muy bien por
haber dado a otros. Él me comentó que eso es cierto pero es más importante glorificar a Dios con lo que hacemos.
No recuerdo bien las palabras de este joven, pero ahora entiendo mucho mejor que el dar no puede ser -en el fondo- una actividad egocéntrica más, sino que es necesario comprender que si damos y amamos al prójimo es porque Dios nos ha dado y amado primero... y es bueno que esa motivación sea conocida por las personas que el Señor pone en nuestro camino.
Para finalizar, retomo la pregunta de la entrada anterior de este blog para decir que precisamente somos los discípulos de Cristo quienes debiéramos estar más preparados para estar embebidos del espíritu navideño (en el buen sentido de la palabra) y dar pasos firmes en la expresión del amor al prójimo.
¡Feliz Navidad!
Entiendo que varios aspectos de lo que se llama espíritu navideño no tienen nada que ver con la esencia de la Navidad: que es la celebración del nacimiento de Jesús; pero sí reconozco que en particular hay un área que tiene gran importancia y mucha relación con Jesús.
Se trata de la asociación que se hace entre "Navidad" y "tiempo para hacer bien a los demás".
Ayudar al desvalido, repartir café a los marginados, dar regalos a niños pobres, llevar una cena de navidad a quien no tiene qué comer en Noche Buena o invitar a alguien a comer en nuestra casa, son algunos de los muchos ejemplos de este bello espíritu que tiene en común el amor al prójimo.
Y desde luego que el amor al prójimo tiene muchísimo que ver con Jesús.
Recuerdo que hace unos 30 años, un joven de nuestra iglesia me invitó a ir a regalar cosas a las personas que encontremos en una población marginal de Quillota. Él llevó ropas y alimentos y yo llevé varios de los que habían sido mis juguetes.
Cuando regresamos, le dije a Carlos que me sentía muy bien por
haber dado a otros. Él me comentó que eso es cierto pero es más importante glorificar a Dios con lo que hacemos.
No recuerdo bien las palabras de este joven, pero ahora entiendo mucho mejor que el dar no puede ser -en el fondo- una actividad egocéntrica más, sino que es necesario comprender que si damos y amamos al prójimo es porque Dios nos ha dado y amado primero... y es bueno que esa motivación sea conocida por las personas que el Señor pone en nuestro camino.
Para finalizar, retomo la pregunta de la entrada anterior de este blog para decir que precisamente somos los discípulos de Cristo quienes debiéramos estar más preparados para estar embebidos del espíritu navideño (en el buen sentido de la palabra) y dar pasos firmes en la expresión del amor al prójimo.
¡Feliz Navidad!
lunes, 8 de diciembre de 2014
¿Quiénes debieran ser los más entusiastas en celebrar la Navidad?
Esa pregunta ronda por mi mente hace unos días.
Y la respuesta que encuentro es: lógicamente, los que creen en Jesús como el Señor y Salvador de sus vidas.
Creo que nosotros los cristianos debiéramos marcar la diferencia y alejarnos del frenesí consumista o frívolo que rodea en el ambiente.
Definitivamente, estoy en campaña de centrar la Navidad en Jesús y de aprovechar esta fecha para compartir el evangelio de salvación con otros.
También quiero buscar oportunidades para compartir el pan con los que padecen necesidad. ¿Por qué? Porque esa es la senda que nos dejó Jesús.
Y si se trata de regalos, quiero que mi vida sea una ofrenda para Dios... y a ti,
te regalo esta humilde reflexión.
¡Que tengas un bello tiempo familiar -y más allá de tu familia- en esta Navidad!
Y la respuesta que encuentro es: lógicamente, los que creen en Jesús como el Señor y Salvador de sus vidas.
Creo que nosotros los cristianos debiéramos marcar la diferencia y alejarnos del frenesí consumista o frívolo que rodea en el ambiente.
Definitivamente, estoy en campaña de centrar la Navidad en Jesús y de aprovechar esta fecha para compartir el evangelio de salvación con otros.
También quiero buscar oportunidades para compartir el pan con los que padecen necesidad. ¿Por qué? Porque esa es la senda que nos dejó Jesús.
Y si se trata de regalos, quiero que mi vida sea una ofrenda para Dios... y a ti,
te regalo esta humilde reflexión.
¡Que tengas un bello tiempo familiar -y más allá de tu familia- en esta Navidad!
domingo, 7 de diciembre de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)