Hace un par de años me propuse ir aprendiendo inglés poco a poco.
Los programas con los que más he aprendido son Pimsleur y Duolingo.
A veces pienso que no he aprendido tanto, pero hoy tuve una gran alegría al terminar el test de validación de habilidades que ofrece la plataforma de Upwork a sus miembros que buscan trabajo como freelance por internet.
Mientras llenaba mi perfil, me sugirieron validar mis habilidades, por lo que decidí hacer el test de 40 preguntas en 40 minutos, sabiendo que si me iba mal, no lo podría repetir hasta 30 días después.
De acuerdo a mis principios, hice el test con total honestidad, sin consultar a nadie ni a nada, y el resultado fue el siguiente:
Como consecuencia, mi perfil de Upwork agregó mi habilidad de traducir textos de inglés al español, ¡Yupi!
jueves, 14 de septiembre de 2017
viernes, 8 de septiembre de 2017
La última de Samuel Esteban
Anoche, nuestro hijo Samuel, de 14 años, regresaba de su entrenamiento de
Rugby en el Club Naval de Las Salinas (Viña del Mar). Durante su trayecto en la
micro 509 hacia Rodelillo, Valparaíso, subió un vendedor muy carismático, que
empezó diciendo que era una especie de supermercado ambulante. En efecto,
ofrecía varios productos y era muy convincente acerca de lo bueno que son. Como
resultado muchos pasajeros le compraron, y cuando llegó al final del pasillo se
encontró con Samuel y tuvieron el siguiente diálogo:
Samuel: No tengo plata pero quiero decirle que usted es el mejor vendedor de micro que he conocido.
Vendedor: Oh, gracias, tus palabras me dan ánimo… así que ¡toma! (y le regaló un alfajor).
Comentario final
de papá chocho:
¡Me encanta que Samuel participe en eso tan precioso que es el dar y
recibir! (algo muy acorde a los valores del Reino de Dios).
lunes, 4 de septiembre de 2017
¡Tengo trabajo!
Hoy tomé
consciencia de esta realidad. Y como consecuencia, celebro que así sea.
Mi
situación es un tanto comparable con lo que le pasa a una mujer -que está
dedicada al cuidado de su hogar- cuando le preguntan si tiene trabajo. Unas responderán “No tengo trabajo, sólo soy
dueña de casa”, pero otras dirán “¡Tengo
mucho trabajo!”
Imagina el
siguiente dialogo:
-
Santiago,
¿tienes trabajo?
-
No,
estoy buscando trabajo.
-
¿Y
de qué has vivido tú y tu familia estos últimos 6 meses?
Desde hoy
creo que voy a responder esta usual pregunta, de una manera diferente. Es cierto que no he tenido un trabajo formal,
pero no he dejado de trabajar, de servir, de ayudar al prójimo, de compartir el
evangelio en palabras y en obras. Tengo la certeza de que sobre todo es a Dios
a quien sirvo, y que él es galardonador de los que le buscan. Mi Padre
celestial es mi Señor, mi amo, mi jefe, mi empleador. Estoy a sus órdenes, y creo
que Él se deleita en regalonearnos proveyendo lo que necesitamos para vivir y
para compartir con el que tiene necesidad.
Vamos con
un ejemplo: En el último mes, recibimos como familia, ingresos que duplican lo
que recibíamos en mi último trabajo. Nuestra mayor fuente de recursos proviene
de personas que son tocadas por Dios para bendecirnos financieramente. ¡Esto
nos impacta, y nos lleva a ser más humildes y agradecidos!
Gracias a
Dios no tenemos ninguna deuda. Hasta pudimos adquirir y pagar completamente un
departamento en estos meses de “cesantía”. Dios nos ha bendecido de maneras
inesperadas. ¿Por qué hace eso? Creo que es porque somos sus hijos, sus hijos
amados, hijos que le sirven y que anhelan ser cada vez más útiles en su Reino.
No encuentro otra explicación.
Por
supuesto que Ruth y yo también estamos dispuestos a trabajar en otro tipo de
trabajos, y cuando eso suceda, continuaremos viendo a Dios como nuestra
principal fuente de sustento; pero ¡déjame saborear este tiempo!
Soy
profesor de enseñanza básica, me encanta enseñar, varios reconocen que tengo un
don de la enseñanza, y me gustaría mucho poder bendecir a muchos niños con mi
servicio. Debido a ello he estado presentando curriculum vitae en distintos
establecimientos educacionales. Todavía no estoy empleado como docente, pero mientras
tanto, y seguramente después también, seguiré haciendo los trabajos que me
encargue Dios… como por ejemplo, escribir esta publicación, que como muchas
anteriores, puede servir para el bien de mis lectores y para que Cristo se
glorifique a través de ello.
sábado, 2 de septiembre de 2017
Me robaron el celular
Varias veces publico buenas noticias en mi blog.
Esta vez escribiré sobre algo malo que me sucedió.
El jueves en la tarde, me di cuenta que no tenía mi celular.
Lo busqué, pero no lo hallé. Llamé a mi número desde el celular de los vecinos, pero nada pasó.
Minutos después me dijeron que una mujer llamó diciendo "Yo tengo el chip de Santiago Castro".
Nada más supimos al respecto.
Tuve la esperanza de que pudiera aparecer. Oré pidiendo a Dios que me diga cómo encontrarlo... pero en 20 horas nada pasó.
Me encantaría decirte que después lo recuperé, pero no fue así. A la hora 21 me dieron un nuevo chip con mi número y con eso creo se acabaron las posibilidades de recuperarlo.
Esto me hace pensar sobre la delincuencia, sobre la oración, sobre cómo oír la voz de Dios, sobre la maldad en este mundo, sobre cómo reaccionar ante la adversidad, etc.
Recuerdo que el año pasado nos robaron el auto desde fuera de la casa, pero en dos horas los carabineros lo recuperaron sin mayor daño.
Recuerdo que el año pasado alguien me hurtó la billetera en un bus entre Temuco y Loncoche, y poco tiempo después alguien me llamó diciendo que la encontró en un estacionamiento de un supermercado en Valdivia (la recuperé con todos los documentos).
No sé cómo podrá terminar esta historia.
Puede ser como me gustaría o como no me gustaría, pero espero que todo esto ayude para bien.
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Valparaíso, 2 Septiembre 2017. 1:10 PM
Tengo que contarte que por esas cosas increíbles que hace Dios, una persona por obediencia al Espíritu Santo, me hizo un depósito para que me compre un celular nuevo.
¡Maravilloso!
Sinceramente no escribí para que alguien me regale un celular, sino para mostrarme vulnerable a los robos y para presentar un caso en que aparentemente no tiene respuesta mi oración, pero Dios no deja de sorprenderme.
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