Anoche, nuestro hijo Samuel, de 14 años, regresaba de su entrenamiento de
Rugby en el Club Naval de Las Salinas (Viña del Mar). Durante su trayecto en la
micro 509 hacia Rodelillo, Valparaíso, subió un vendedor muy carismático, que
empezó diciendo que era una especie de supermercado ambulante. En efecto,
ofrecía varios productos y era muy convincente acerca de lo bueno que son. Como
resultado muchos pasajeros le compraron, y cuando llegó al final del pasillo se
encontró con Samuel y tuvieron el siguiente diálogo:
Samuel: No tengo plata pero quiero decirle que usted es el mejor vendedor de micro que he conocido.
Vendedor: Oh, gracias, tus palabras me dan ánimo… así que ¡toma! (y le regaló un alfajor).
Comentario final
de papá chocho:
¡Me encanta que Samuel participe en eso tan precioso que es el dar y
recibir! (algo muy acorde a los valores del Reino de Dios).
Samuel dió lo que tenía: amabilidad, empatía, aliento, esperanza.
ResponderEliminarOh, sí, muy lindo.
EliminarA su padre no más que más!!!
ResponderEliminarMe honra leer eso, Nenita.
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