viernes, 21 de octubre de 2016

¿Votar o no votar?


Esta es una foto de un recuerdo familiar. Retrata el día de las elecciones municipales en Iquique, en el año 2008. Ese día llevé a mis hijitos Samuel y Susana para que me acompañen a votar... y me tomé una foto como los famosos, jeje.

El próximo domingo tenemos nuevas elecciones municipales en Chile. Una pregunta frecuente en el ambiente es acerca de votar o no votar.

Al pensar en esto, tengo las siguientes imágenes:
  •   Veo que en la antigüedad solo los poderosos, los nobles, los de la clase dominante o los adinerados podían votar. Los demás, aunque quisieran no podían hacerlo.
  • Veo que hasta no muchas décadas atrás las mujeres no podían votar, aunque fuesen muy inteligentes y educadas. El sistema simplemente no lo permitía.
Hubo gente que se sacrificó para que se consagre el sufragio universal, pero tristemente, hoy pareciera que sufrieron en vano. La apatía es tremenda. Ahora muchos ya tienen el derecho a emitir su voto, pero renuncian a él, menospreciándolo.

Entiendo que hay un descontento generalizado acerca de la política, y en gran medida puede ser justificado, pero creo que más allá de eso, es relevante, ejercer el derecho a sufragio, expresando de este modo nuestra opinión sobre la materia, influyendo así en alguna medida en la toma de decisiones.

Ahora, que los que no creen ni sirven a Dios no quieran votar, no me extraña, pero sí me llama poderosamente la atención que sean tantos los evangélicos que no piensan votar en estas elecciones.

Jesús dijo que sus discípulos somos la sal del mundo. Pues bien, una forma de ser sal y de contribuir a preservar la moral en este mundo, es manifestando nuestra opinión, eligiendo a gobernantes que tomen buenas decisiones, basándose en principios bíblicos (a favor de la vida, de la familia, de la integridad, la verdad, la justicia, la misericordia).

Es cierto que pueden escasear los candidatos con ese perfil, pero considero que tenemos que darnos el tiempo para ver cuales son las mejores opciones. Incluso, hasta votar por el mal menor, puede ser mejor que no votar (porque nuestra abstención da más poder a los de un pensamiento anti Dios).

Para finalizar, recuerdo el llamado bíblico a que todo lo que hagamos, lo hagamos para Dios. Votemos entonces demostrando que Dios nos ha llamado a ser mayordomos de la creación.

Dios les bendiga.
Santiago Castro Leguizamón.
Loncoche, Octubre 2016