viernes, 10 de mayo de 2013

¿En qué puedo servir?

Ponte en esta situación:

Un nuevo creyente en Cristo te pregunta en qué puede servir ahora que es cristiano; o un creyente quiere pasar de ser pasivo a activo en la obra del Señor y te consulta algo similar... ¿Qué le responderías?

Tengo la idea que uno podría responderle que comience a dirigir cultos (varias personas piensan que eso es hacer la obra de Dios, y que si no lo hacen no están obedeciéndole), pero hoy más que nunca creo que es mejor aconsejar a esos creyentes que comiencen a evangelizar.

Porque, ¿cuánta preparación se necesita para compartir el evangelio?

En el caso de la mujer samaritana (Juan 4), bastó que haya tenido un encuentro con Jesús para que ella lo diera a conocer a sus vecinos.  Tal vez no sabía mucho de teología pero conocía a Jesús y los demás pudieron creer por la palabra de ella (v.39) y terminaron reconociendo que Jesús es el Cristo, el salvador del mundo (v.42).

¿Cuál es el llamado entonces?

Si has tenido un encuentro de salvación en Cristo, no esperes tener cargos en la iglesia para trabajar para tu Señor. Júntate con otro creyente y sal a predicar. Atesora el evangelio y compártelo. Escucha las inquietudes de la gente, busca las respuestas en la Palabra y crece en la tarea evangelística.

En parte esto es ser y hacer discípulos.  Que Dios te dé mucho fruto, y que tu fruto permanezca. Crece en el amor y en el conocimiento de la Palabra, y demuestra de este modo que eres verdaderamente un discípulo o discípula del Señor Jesucristo.

Con cariño, Santiago.

viernes, 3 de mayo de 2013

La nueva vida del Tata Daniel y de la Abu

¿Cómo ves a mis padres en esta foto?
Yo los veo felices.
Veo que se quieren.
Veo que están más viejitos pero que están en la mejor época de su matrimonio.

Después de haber estado unos 38 años separados, ya cumplieron 1 año 3 meses desde su reencuentro.

El Tata Daniel, o sea, mi papi, es re chistoso y bueno para contar historias.
La Abu, es decir, mi mami, es re servicial y buena para hacer estadísticas.

Son harto diferentes en muchos aspectos,  pero están unidos gracias al amor que Dios puso en sus corazones. Esta nueva etapa que están viviendo es maravillosa para nuestra familia. Nuestros hijos recuperaron un abuelo y nosotros los hijos recuperamos a un padre.

¡A Dios sea la gloria por todo esto!