miércoles, 2 de junio de 2010

Lobo vestido de oveja


Parecía una tierna oveja, pero resultó ser un lobo que terminó atacándome.

Lo encontré en una micro de la línea 10, en el trayecto desde el centro de Temuco hasta mi casa.

Subió con su guitarra y se puso a cantar una canción ranchera con contenido cristiano.

Al terminar de cantar contó que él mismo le había cambiado la letra a esa canción y pasó a dar una mini predicación en la que decía que el mundo no comprende a los cristianos y animaba a los pasajeros a confiar en Jesucristo.

Hasta ahí, era admirable lo que estaba haciendo, pero todo cambió cuando empezó a pedir "cualquier monedita" como cooperación.

Cuando pasó por mi puesto, le dije con mis mejores palabras y con voz baja que pensaba que era mejor que no mezcle la predicación del evangelio con el pedir dinero.

El hasta entonces amable cantor se me acercó y me preguntó si quería que lo hiciera gratis acaso. Yo le respondí que sí, o que cante otra cosa si es que quiere dinero a cambio.

Él me preguntó con voz amenazante cuál es mi nombre y mi dirección, y me consultó si yo le iba a dar el dinero para alimentar a su familia.

No alcancé a responderle nada más y se alejó de mi presencia... a pedirle dinero a los otros pasajeros.

Cuando le conté lo sucedido a mi hijito Samuel, recordamos la historia bíblica del profeta Eliseo, quien tenía como costumbre rehusarse a recibir dinero a cambio de los milagros en que participaba, debido a que Dios era quien realmente los hacía, y como dijo Samuelito: "él era solamente un instrumento" (Ver 2 Reyes 5).

Y pensar que el cantor parecía tan buen cristiano.

Como dijo el apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:1-5

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,

3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,

4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,

5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.

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