miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un día con hijito en el hospital

Desde las 9 y media de la mañana hasta las 3 de la tarde estuve con Samuel Esteban.
Me sentí su padre y él se sintió mi hijo.
En esas horas no tuvo fiebre así que estuvo muy normal.
Conversamos, nos reímos, escuchamos música, leimos, le acompañé a hacer un dibujo y una tarea de la Escuela Hospitalaria, lo asisti en la sala y en el baño, y fui con él a tomar la ecotomografía.

No quería que le tome fotos pero logré tomar algunas. Era chistoso verlo escoderse bajo las sábanas.

Esta jornada jugó con los autitos que ha recibido de regalo (de nosotros y del pastor Andrés Torres Álvarez), terminó de leer la Revista Smilingüido que le dio su prima Rocio, jugo con las tuerquitas que le mandó el tío Fermín y se entretuvo con el reproductor de música que recibió del tío Sergio.

Estuve ahí cuando lo pincharon por vigésima séptima vez en estos días de hospitalización en Pucón y en Temuco. Sigue siendo valiente. La enfermera lo felicitó por ser un muy buen paciente.

Al responder las preguntas de los médicos y de otros funcionarrios de la salud, me di cuenta que lo conozco.  Tomé conciencia de que se justificaba que estuviese con él, especialmente en las rondas médicas.  En cambio, una mamá de una niña de al lado se ausentó una hora y se perdió los informes de los especialistas.

Hoy le leí otro pasaje del evangelio de Marcos.
 Marcos 6:5-6 que dice: 

En efecto, Jesús no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. 6 Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos.

Tras leer esta cita, le pregunté por qué Jesús no pudo hacer muchas sanidades en Nazaret, y él me respondió que era por la incredulidad de ellos. Luego le pregunté si él creía que Jesús es el sanador y me respondió afirmativamente.

¿Por qué escribo esto?
Porque este tipo de diálogos son buen ejemplo de la manera en que puedo pastorear a mi hijo... y el poder hacerlo me es causa de gozo.

Hoy le detectaron una bacteria salmonella pero todavía no se sabe donde está alojada ni de qué especie es. 
Esperamos que mañana tengamos más claridad al respecto.

Y por si no conocen una salmonella, les presento una:

Quien me relevó fue mi mamá, más conocida como "la Abu".
En estos momentos y en la noche estará con Ruth, su mamita.


3 comentarios:

  1. Buen trabajo papá Santiago!

    Tu amigo Gustavo.

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  2. COMO HIJO,ESPOSO PADRE , USTED ESTA COLOCANDO LA VARA MUY ALTO,LO FELICITO,UN EJEMPLO QUE ESTA A LA VISTA,QUE SE PUEDE TRABAJAR Y SER UN PADRE PRESENTE,PERO SOBRE TODO,DEPENDER Y ENSENAR A LA FAMILIA A DEPENDER DE DIOS,ES LO PRIMERO QUE DIOS NOS VA A PREGUNTAR "DONDE ESTAN LOS HIJOS QUE TE DI PARA ADMINISTRARLOS Y QUE ME CONOCIERAN COMO EL UNICO DIOS VERDADERO?",ES COMO PARA PENSARLO, ?VERDAD? QUE ESTA PRUEBA QUE ESTAN PASANDO,LOS UNA MAS COMO AMIGOS Y COMO FAMILIA. MUCHAS, PERO MUCHAS BENDICIONES EN TODAS LAS AREAS DE SUS VIDAS. YOLI

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