viernes, 15 de octubre de 2010

Gloria para Dios o gloria para el hombre


El domingo recién pasado una persona en la iglesia comentó:
"¡Buena la prédica!".

Yo le respondí:
"¡Es que la Palabra de Dios es buena!"

He seguido pensando en esto.
Comparto lo que sigue.

Es fácil robarle la gloria a Dios al predicar, cantar, sanar, liderar o hacer cualquier obra de bien.

Yo mismo he caído en eso al esperar buenos comentarios de lo que hecho o al depender de las opiniones de los demás, enfocándome de ese modo más en mí y en los otros, que en Dios.

"Mas el que se gloría, gloríese en el Señor;
porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo,
sino aquel a quien Dios alaba".
2 Corintios 10: 17-18

En adelante deseo buscar sólo la alabanza de Dios o mejor aún, anhelo que por sobre todas las cosas Dios sea alabado.

Creo que todo el que ejerce algún don, debe estar consciente que Dios es la fuente de ese don,
por lo que de ninguna manera es lícito atribuirse gloria personal.

¿Qué hacer entonces cuando la gente te alaba por lo que has hecho?
Redirige la gloria a Dios.

Si la predicación fue buena, que Dios sea alabado por ello, porque lo que hizo el predicador fue proclamar Su maravillosa Palabra.

Hace unos minutos le conté esta reflexión a mi esposa y ella me preguntó:
¿Y qué debe decir un músico cuando lo elogian por su interpretación?
Yo le respondí: Que aclare que Dios es digno de toda nuestra adoración.

La fama es una tentación muy grande.

Si es así, pienso que debiéramos cuidarnos unos a otros para no ser piedra de tropiezo, evitando alabar a las personas por lo que hacen, para no contribuir al aumento de su ego, de su orgullo personal.

Ahora,
¿por qué caemos en eso de alabar al hombre?
En parte me parece que se debe a la creencia que se tiene de que es bueno elevar la autoestima de los demás. Esto lo hacemos con los niños y también con los grandes, creyendo que estamos haciendo bien.

¿Pero quién dijo que eso es lo que Dios quiere que hagamos?
En la Biblia encuentro que tenemos que ser agradecidos, que tenemos que estimularnos al amor y a las buenas obras, pero no que inflemos el ego del hermano, tentándolo a que se llene de orgullo su corazón.

Creo que esto tenemos que revisar en nuestras prácticas eclesiásticas.

Por ejemplo, la moda de dar aplausos a los que cantan o a los que predican me da desconfianza.
Hasta a veces se piden aplausos unos a otros o si unos aplauden y otros no de dice: "Si va a aplaudir, hágalo para el Señor" (logrando con ello que aumente el aplauso). Puede que me equivoque con algunos que hacen esto, pero pienso que sería mejor no incluir este tipo de práctica en nuestras congregaciones.

Pensándolo bien, me parece más sana la tradición pentecostal de dar gloria a Dios después de que alguien hace algo en el culto. Pero desde luego la idea no es ir de una moda a la otra, o sea, no hacer algo por moda o tradición humana, sino porque Dios es el único digno de nuestra alabanza.

1 comentario:

  1. Oh! que buen artículo, me encantó!!
    "En la Biblia encuentro que tenemos que ser agradecidos, que tenemos que estimularnos al amor y a las buenas obras, pero no que inflemos el ego del hermano, tentándolo a que se llene de orgullo su corazón"
    Lo contemporáneo es tan distinto a lo q la Biblia nos enseña...
    Ta muy bueno amigo, Saludos.
    Nora

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